Para esta encantadora casa de campo china situada a las afueras de Pekín, en un pintoresco pueblo llamado Huairo, cerca de la Gran Muralla China, emprendí un proyecto de renovación para unos amigos. La casa, una estructura tradicional antigua y abandonada, tenía valor cultural. Mi objetivo era preservar su esencia original al tiempo que la actualizaba para la vida moderna.

Me centré en conservar los elementos arquitectónicos esenciales, como la característica estructura del techo y los elementos clave de la fachada, que confieren a la casa su carácter único. Las mejoras incluyeron un aislamiento adecuado para aumentar el confort y la eficiencia energética. También introdujimos servicios modernos, como un cuarto de baño de nuevo diseño y una minicocina de chef, para garantizar la funcionalidad sin renunciar al estilo.

En el exterior, creamos una encantadora zona de barbacoa con chimenea, perfecta para recibir invitados y disfrutar del pintoresco entorno. Esta renovación no solo revitalizó un trozo de historia, sino que también lo transformó en una casa acogedora y práctica que respeta su pasado a la vez que abraza el presente.